A las 17,30 horas del sábado 2 de julio, organizada por ADENE, en colaboración con el Motoclub la Canal, Trail salto de Chella, Recuperando sendas de Anna y el ayuntamiento de Chella , tuvo lugar la interesante charla impartida por Artemi Cerdá , Dr. En Geografía por la Universidad de Valencia, Después de un incendio, una oportunidad de conocer tu territorio.
La conferencia tuvo lugar en el Auditorio de Chella , y contó con la presencia del Alcalde y primer teniente de Alcalde de Chella. Versó sobre la erosión del suelo tras el incendio y pudimos aprender que tras el desastre provocado por un incendio lo más importante es preservar el suelo. Si el suelo es fértil, la vegetación acaba por recuperarse. Históricamente han desaparecido civilizaciones precisamente por la degradación del suelo.
Artemi explicó que en los años 50 la población emigró del campo a las ciudades. La despoblación hizo que la vegetación se desarrollase enormemente, las aguas de los ríos bajasen más claras pero con menor caudal por la necesidad de las plantas. En la actualidad la vegetación típica de la zona mediterránea está adaptada al fuego , de lo contrario hubiese desaparecido. Explicó que si tras un incendio vemos las cenizas blancas ello es más peligroso porque supone que las temperaturas han sido extremas, lo que aumenta la destrucción. Si hay viento la intensidad de la ignición es menor. Siguió con su disertación Artemi señalando que el fuego es lo que nos diferencia del resto de los animales, no existiendo en otros planetas, estando presente desde hace 400 millones de años. En nuestros montes la coscoja está adaptada y no se necesita la repoblación con pinos. Hay continentes subdesarrollados donde el fuego está presente todo el año. Empiezan quemando una parte hasta que la zona quemada es la totalidad del territorio.
Las terrazas de cultivo tras un incendio hacen que la erosión se divida por 10. Los pequeños incendios pueden ser positivos por cuanto crece una nueva vegetación y aumenta la biodiversidad, se crean zonas de discontinuidad y la fauna puede salvarse emigrando a zonas limítrofes. Lo malo son los grandes incendios y lo que puede resultar una catástrofe es que un incendio acabe con el Macizo del Caroig.
¿Qué hemos de hacer tras el incendio?
1.- Respetar las cenizas, sin pisarlas y si es posible escampar paja ligeramente sobre ellas. La paja ,junto a las acículas del pino que deja caer, forma una capa protectora de la erosión.
2.- No se puede gastar dinero para extraer con maquinaria pesada los restos del incendio y plantar pinos. En los incendios acaecidos los suelos en los que no se plantó están en mejor estado. Ha de ser la gente del pueblo la que actúe bajo una dirección porque es la que siente que algo suyo se ha destruído.
3.- En zona de barrancos es conveniente colocar balas o rollos de paja que hagan un muro de contención. Además de parar la erosión sirven como refugio de animales.
4.- Hay que aumentar la amplitud de las cunetas y vigilar los caminos que pueden sufrir una gran erosión tras el incendio.
5.- Respetar aquellas zonas de palmitos, fresnos, coscojas porque se recuperan por sí mismas. Estas zonas las dejaremos recuperarse.
6.- Las actuaciones a realizar lo normal es que cuenten con respaldo de los técnicos. Artemi indicó que en este tipo de charlas los gestores de nuestros montes normalmente son los que menos acuden.
7.- Puede resultar interesante efectuar en invierno quemas controladas de zonas pequeñas para evitar el gran incendio, que ha de ser nuestra meta. Las quemas de estas zonas, si se hacen estratégicamente pueden evitar la propagación del gran incendio. Si no hacemos nada irremediablemente la catástrofe ocurrirá. Cada vez hay más terrenos agrícolas abandonados, el pastoreo ha disminuído considerablemente y delimitar las zonas urbanas para darles protección es una cuestión que no ha sido abordada en profundidad.
Tras la interesante charla los asistentes pudimos visitar la zona del incendio, observando que a los quince días del incendio ya hay especies que están rebrotando, como las cañas y el palmito.
Solamente nos resta agradecer a Artemi la transmisión de sus conocimientos y experiencias, y esperar que todo ello sea tenido en cuenta por los gestores de nuestros montes.
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