El monte que se encuentra entre los términos de Enguera y su pedanía de Navalón ha sufrido varios conatos de incendio a causa de la tormenta eléctrica que ayer lunes descargó en la zona. Según manifestaron algunos de los responsables desplazados a la zona, «parecía como si cada rayo que cayera en esta área crease un nuevo incendio». Aunque a pesar del peligro, por la cantidad de matorrales secos que existen a causa del calor de los últimos días y la escasez de agua, no se ha temido en ningún momento que los incendios fueran a más.
Según fuentes de Protección Civil de Enguera, desplazados a los focos más rebeldes del fuego para vigilarlos y apagarlos, «a pesar de tener muchos frentes pequeñitos no ha sido difícil, por la preparación que tenemos en estos casos y porque eran focos menores».
Algunos de los términos del monte afectados han sido el camino de Faracuart y las partida de Las Truenas, la de los Majos y una última de Llanos de Almas.
El incendio forestal que más potencia tuvo fue el que asoló los matorrales y algún pino a un escaso kilómetro de la pedanía de Navalón, aunque desde un principio se controló y no tuvieron que hacerse efectivos los desalojos de la gente del pueblo y casas de campo colindantes.
Una reacción conjunta de las avionetas, los voluntarios de Navarrés, Tracsa, Protección Civil de Enguera y la brigada de Bicorp ha impedido que el fuego creciera.
La sierra de Enguera y Navalón es uno de los puntos preocupantes cuando se desatan tormentas eléctricas. Su gran cantidad de matojos y pinos ya han sido pasto de las llamas, pero ayer la propia lluvia ayudó a sofocar el fuego.
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