El día 20 de abril el grupo de marcha no pudo realizar su andadura Enguera – Navalón, a causa de la lluvia
El numeroso grupo de personas que nos encontrábamos en la puerta del local social de ADENE quedamos un poco decepcionados. Compensamos esta molestia con unos buenos gazpachos en Navalón.
Durante la comida, Miguel Pérez hizo un pequeño sondeo acerca de reanudar otro día dicha marcha. El resultado fue satisfactorio, pues el día 18 de mayo nos volvimos a concentrar junto a la puerta de ADENE para recorrer la ruta programada.
La semana venía con lluvias, esto mermó en número al grupo; pero la lluvia nos dio unas horas de tregua y pudimos iniciar la marcha un grupo de 18 personas más Tristán, el perrito de Ade y Jose Antonio.
En el recorrido de la primera parte, toda la subida del camino de La Rocha, gozamos de buen tiempo. Un agradable sol nos contemplaba. Salimos de este camino por “la revuelta la muerte” y enlazamos con la carreterra que lleva hacia Navalón, parando a almorzar en El Corcón, donde nos recibieron Fermín y María.
Tras un sustancioso y, a su vez, fugaz refrigerio, acompañado de un apetecible café, continuamos con renovadas fuerzas nuestra marcha hasta Navalón.
Los más versados en el tema del tiempo auguraban lluvia para el tramo más duro, para el final de nuestro trayecto. De hecho, unas amenazadoras nubes nos seguían encapotando su cielo.
En la segunda parte del recorrido, atravesamos el barranco Benacancil. El tiempo no llegaba a fijarse pues soportamos un conjunto de cambios, con sus nubes, llovizna, sol, lluvia, truenos, … Esto supuso el que nos quitáramos y pusiéramos en varias ocasiones el chubasquero, hasta llevarlo puesto en el tramo más escarpado; motivo de acierto para los que en su momento lo predijeron.
La lluvia no nos impidió llegar a nuestra meta en Navalón, porque lejos de ser desmedida fue bien recibida e hizo recordar marchas de años anteriores, donde un caluroso sol gobernó su recorrido, marcando los rostros de algunos caminantes.
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