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El incendio forestal declarado la noche del viernes en el término de Simat de la Valldigna pasó, durante el día de ayer, a los términos municipales de Benifairó, Xeraco, Xeresa, Gandia y Barx. El balance provisional de la superficie afectada es de 1.200 hectáreas. El fuego, el mayor en lo que va de año en la Comunidad Valenciana, tiene todos los visos de ser intencionado, ha consumado un desastre ecológico de enormes magnitudes y ha obligado a desalojar a más de quinientas personas de varias urbanizaciones, especialmente de Gandia. Anoche algunas familias eran realojadas en hoteles de la ciudad.
El incendio se originó hacia las once de la noche del viernes en la entrada a la zona de les Foies, en Simat. El alcalde de la localidad, Vicent Palomares, indicó que probablemente se incendiaron dos contenedores de una urbanización. Avivado por el fuerte viento de poniente, las llamas prendieron grandes dimensiones y obligaron a desalojar a una docena de personas en casas de montaña.
Pese a la labor de las brigadas terrestres durante toda la noche por intentar controlar el fuego, en la mañana de ayer el panorama ya era dantesco. Inmensas columnas de humo ahogaban los cascos urbanos de Xeresa, Xeraco y parte de Gandia.
Los medios aéreos enviados por la Generalitat tampoco atajaron las llamas. Paulatinamente se tuvieron que ir desalojando urbanizaciones de Gandia, entre ellas la de Santa Marta y Racó dels Frares. A última hora de ayer, cuando ya era evidente que el fuego iba a seguir quemando una nueva noche, se procedía a sacar de sus casas a más vecinos de Marxuquera. Además, las autoridades estudiaban la posibilidad de desalojar una residencia de ancianos situada en Barx, y muy próxima al incendio. En ese sentido, el Consell de la Generalitat montó un dispositivo de autobuses para posibles desalojos.
Zonas de bosque mediterráneo
Pese a que a que el Gobierno valenciano hablaba de que la mayor parte de la superficie afectada era de monte bajo, lo bien cierto es que también se han perdido algunos los espacios de bosque mediterráneo más frondosos de la Safor, y entre las zonas arrasadas figura la misma cima del Mondúver, de donde tuvo que huir la dotación de vigilancia forestal instalada en ese punto.
A lo largo del día de ayer, más de un centenar de brigadistas y bomberos, once autobombas y catorce medios aéreos estuvieron trabajando conjuntamente en los diversos frentes, con bastante peligro para su seguridad debido a la fuerte humareda, las dificultades del terreno y la velocidad del viento.
De cara a las labores que deberán continuar durante el día de hoy el Centro Meteorológico dio buenas noticias, dado que no se esperan vientos tan fuertes, lo que podría favorecer el control. En el día de ayer las rachas alcanzaron los noventa kilómetros por hora, lo que hacía del todo imposible detener el avance de las llamas.
Varias de las zonas afectadas, la mayoría de gran valor ecológico, se estaban regenerando de otros incendios ocurridos años atrás, por lo que el proceso quedará ahora abortado por este nuevo desastre.
Durante todo el día numerosas personas trataron de acceder a las áreas incendiadas, especialmente las construidas, pero se encontraron con los controles de la Guardia Civil que les impedían el paso. En cualquier caso, el humo del fuego era perfectamente visible desde cualquier punto de la comarca.
El mayor incendio forestal del año sucede al de la pasada semana en Finestrat (la Marina Baixa) que calcinó 190 hectáreas de pino adulto y monte bajo en el área del Puig Campana y que obligó a desalojar a 40 personas de viviendas de la zona.
Durante este año también se han producido otros incendios en l’Atzúvia (la Marina Alta), donde ardieron 15 hectáreas, y en el parque natural de El Fondo en Crevillent, con un resultado de 30 hectáreas arrasadas.

Fuente:  Levante-emv