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No está todo perdido

En un mundo globalizado donde se impone el mercantilismo y los valores medioambientales quedan relegados, hay actos que nos ayudan a seguir en esta labor de concienciación de la naturaleza. Esto es lo que pasó el otro día cuando Enrique, el encargado de la depuradora de Enguera, nos llamó para que transplantáramos unos pinos. Enrique utiliza como sustrato para evitar la evaporación del agua en las zuecas de las plantas, escamas de piñas de pino piñonero. Entre tanta piña, siempre hay piñones y estos acaban por transformarse en pinos. Lo normal es echar un herbicida para acabar con todo aquello que sale sin quererlo, pero Enrique, antes de optar por esta fácil solución tuvo la molestia de llamarnos para ver si los podíamos usar para algún fín mejor. Asi es como voluntarios de Adene acabamos transplantando una treintena de pinos de 4 o 5 cm.

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