Este escrito de opinión voy a hacerlo absolutamente ajeno a cualquier connotación política, aspecto que me gustaría resaltar. Es cierto que durante el siglo XX y los años que llevamos del S.XXI, hemos echado a la atmósfera una cantidad de porquería inigualable a la historia de la humanidad: en cien años hemos ensuciado la atmósfera más que en miles de años anteriores.
Parece ser y así lo confirman rigurosos estudios científicos, que se está produciendo un calentamiento global del planeta, lo que no está claro es cuánto de influencia tienen las emisiones de gases contaminantes y cuánto tiene que ver la propia evolución natural del clima, el cual siempre está cambiando desde la aparición del Planeta. Los cambios del clima son totalmente naturales aunque perceptibles a miles de años. La paleontología climática lo estudia a través de los fósiles, de la corteza de los árboles, de la geología de las montañas, etc; en este sentido, en la península ibérica se han encontrado vestigios de plantas y animales de cuando aquí reinaba el clima tropical, asimismo hay otras huellas como los valles glaciales en los sistemas montañosos que nos indican períodos en los que España se encontró bajo temperaturas extremadamente frías con las mismas condiciones que hoy tiene Finlandia o Noruega.
A día de hoy podemos afirmar que existen indicios de cambio climático acelerado, como que los casquetes polares se están derritiendo, que los glaciares europeos se están deshaciendo. En España sólo nos queda un circo glacial en el Aneto con nieve fósil que está en peligro de extinción, con reducidas dimensiones en comparación a hace pocas décadas, cuando hace algo más de un siglo la nieve fósil se acumulaba en todos los sistemas montañosos peninsulares por encima de los 2500 metros de altitud.
No obstante, dentro de los procesos de cambio natural del clima existen “épocas climáticas”, como lo atestigua la pequeña “edad de hielo” que se produjo hace doscientos años y que llegó a helar el río Ebro y el lago de la Albufera de Valencia, sin embargo, según estudios, el clima de la Edad Media era similar al actual en la Península. En síntesis: el clima cambia constantemente, los cambios se producen durante miles de años y son imperceptible a la vida humana, que dentro de estos grandes períodos existen temporadas frías y calurosas, húmedas y secas de algunas décadas de duración, y que en la actualidad, en pocos años la temperatura ha subido de media más de un grado, (incremento muy considerable e influyente en los ecosistemas).
Sólo nos falta saber hasta qué punto es la mano del hombre el origen, o bien se trata de una situación estacional, o es debido al cambio natural del clima, o bien a una situación derivada de una influencia transversal de todas estas causas (particularmente opino que se trata de esto último con especial incidencia de la acción humana). Por de pronto lo más necesario es tratar de ensuciar la atmósfera lo menos posible, algo incompatible (y aquí está el problema) con el desarrollo económico, aunque (resulte utópico a día de hoy), no debería ser éste el único parámetro que nos importe si queremos que nuestros descendientes disfruten de las mejores condiciones climáticas. Este artículo lo he escrito expresamente para compartirlo con todos vosotros y lo pongo a entera disposición de nuestra asociación Adene para lo que estime conveniente. Saludos. observador.
Artículo transferido del libro de visitas.Gracias OBSERVADOR por la noticia
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